Coloquio internacional sobre teatro latinoamericano.
Hibridez - transmedialidad - cuerpo

CONCEPCIÓN

El teatro latinoamericano es sin lugar a dudas una de las formas de expresión artística más destacadas y fascinantes no solamente dentro del contexto latinoamericano, sino también, a más tardar desde la segunda mitad del siglo XX, en el contexto internacional del teatro. La riqueza, pluralidad y diversidad del teatro latinoamericano se encuentra estrechamente relacionada con la realidad social, étnica y cultural de la hibridez. 
El presente coloquio con un amplio programa persigue la finalidad de poner en relieve esa tradición centenaria del teatro latinoamericano considerando aspectos históricos, regionales y temas fundamentales del teatro latinoamericano y del teatro internacional así como de la ciencia teatral fomentando de esta forma la pluralidad de perspectivas y privilegiando el alcance teórico cultural.
Se hará lo posible por traer compañías de teatro que acompañen el programa científico y de incluir dramaturgos, directores de escena y actores.

CONTEXTO TEÓRICO: HIBRIDEZ – MEDIALIDAD – CUERPO-TEATRAL

1. HIBRIDEZ:

Tan sólo la mención del término “hibridez” y otros relacionados con éste ofrece las primeras dificultades para su empleo, ya que existen diferencias en cuanto a su intención, extensión, similitud y relación con términos vecinos. Además el término de hibridez proviene de diversas disciplinas y de diversos contextos de argumentación. El fenómeno de la hibridez representa un acto de comunicación transcultural y su investigación deberá solucionar problemas de definición y deberá proponer una concepción epistemológica para evitar aplicaciones contradictorias. 
Hibridez es un término central en nuestro tiempo, goza de variadas definiciones y se aplica en muy diversos campos. En vía de una actividad transdisciplinaria y productiva del término hibridez, es necesario establecer un metanivel en común. En éste se consideran como sistemas híbridos aquellos que se caracterizan por su complejidad y que recurren a diversos tipos de modelos y procedimientos. ‘Diferancia’ y ‘altaridad’ serían algunos de los términos que describen fenómenos de hibridización a un nivel general.

El coloquio focaliza el tratamiento del fenómeno de la hibridez en el teatro en tres niveles o campos de investigación:

El coloquio se concentrará al nivel del objeto ‘teatro’ en la investigación de la conjunción de diversas culturas, etnias, religiones..., y, además en la transmedialidad y el cuerpo teniendo en cuenta el fenómeno de la transnacionalización, internacionalización desde el descubrimiento hasta mediados del siglo XX y de la globalización hasta el siglo en curso. 

Lo primero que constatamos es que hibridez significa un movimiento nómada de fenómenos culturales con respecto al “Otro” y a la “Otredad”, es un movimiento recodificador e innovador entre lo “local” y “lo externo”. Entendida la hibridez de esta forma evita reducciones esencialistas, el determinar la diferencia y la alteridad en un nivel ontológico prefigurado y posibilita llevar estas dos categorías a una diferancia y una altaridad, con lo cual se pueden entender diversas formaciones discursivas como deconstrucción y recodificación de “metadiscursos” oficiales y normativos. Bajo “negociación” en este contexto se entiende un acto de apertura de complejísima naturaleza y no libre de conflicto. Este movimiento implica reprocidad. El momento de la “negociación” juega un papel de central importancia en un (tercer) espacio que siempre debe ser constituido en forma nueva, en el sentido de una perenne dialoguicidad. La alteridad se potencia en los discursos premodernos y de la modernidad a raíz de violentos encuentros (descubrimiento, colonización, neocolonización) de diversos sistemas religiosos, políticos, sociales, étnicos y culturales. En este contexto cabe la pregunta si se trata de una acción de violencia lo que marca y reafirma la diferencia o si es que se desarrollan formas incipientes de altaridad. Este tipo de pensamiento híbrido, que ‘perlabora’ (‘verwindet’) el dualismo logocentrista del pensamiento occidental y que describe en especial nuestra condición actual, siendo fundamental para los procesos de transculturalidad y globalización, se encuentra en estado germinativo en algunos discursos premodernos y luego se desarrolla en el discurso moderno de Latinoamérica. La diferancia dentro de la semiótica de la cultura y en el nivel de la representación se puede entender como categoría, que proviene de un campo en el cual se establecen los principios de la descentración de un pensamiento antilogocentrista y antidualista. Hibridez, es pues, aquella estrategia o aquel proceso que tiene lugar en los puntos-cruces o en los márgenes, en las orillas de una cultura, donde ‘orilla’/‘márgen’ no siempre y fundamentalmente implica ‘exclusión’/‘discriminación’, sino la articulación de nuevas formaciones culturales. Bajo ‘puntos-cruces’/‘orillas’/‘márgenes’ se entienden de- y reterritorializaciones semiótico-culturales, en ellas se realizan las recodificaciones y reinvenciones. Se trata al menos de dos procesos: de la transposición de una unidad cultural de su lugar habitual en uno extraño, que debe ser nuevamente habitado, y de la mezcla de diversos medios de representación.

Hibridez y teatro

A más tardar desde la mitad de los años 80 en adelante en la ciencia teatral constatamos un creciente interés por los problemas de interculturalidad (cfr. bib.). Exactamente dentro del contexto de estas nuevas tendencias y recurriendo a una vasta teoría de la cultura, particularmente a aquella sobre Latinoamérica, elaboramos nuestra propuesta. Una obra que ya había iniciado esta trayectoria con cierto mérito evidente es, por ejemplo, The Dramatic Touch of Difference, en donde se encuentran algunas iniciativas para la construcción de modelos y teorías sobre el tema a tratar, partiendo de concretizaciones escénicas específicas .

El trabajo sobre hibridez exige al menos la consideración de los aspectos siguientes:
2. TRANSMEDIALIDAD

El concepto de ‘transmedialidad’ no significa el intercambio de dos formas mediales distintas, sino una multiplicidad de posibilidades mediales. Además, este concepto incluye diversas formas de expresión y representaciones híbridas como el diálogo entre distintos medios –en un sentido reducido del término ‘medios’ (video, film, TV)–, así como también el diálogo entre medios textuales-lingüísticos, teatrales, musicales y de danza, es decir, entre medios electrónicos, fílmicos y textuales, pero también entre no-textuales y no-lingüísticos como los gestuales, pictóricos, etc. Asimismo el prefijo ‘trans’ expresa clara y formalmente el carácter nomádico del proceso de intercambio medial.
La transmedialidad no es una mera agrupación de medios, no es un acto puramente medial-sincrético, ni tampoco es la superposición de formas de representación medial, sino –como en el caso de la hibridez– un proceso, una estrategia condicionada estéticamente y que no induce a una síntesis de elementos mediales, sino a un proceso disonante y con alta tensión. Por esto los campos de la transformación y funcionalidad de elementos mediales gozan de central interés, ya que estos condicionan de forma decisiva la producción y recepción de productos culturales, su nivel pragmático y semántico. Elementos transmediales implican un proceder transcultural, transtextual y transdisciplinario ya que se alimentan de diversos sistemas y subsistemas.
Se puede hablar de transmedialidad siempre y cuando concurran diversos elementos mediales dentro de un concepto estético, cuando se constata un empleo multimedial de elementos y procedimientos o cuando éstos aparecen en forma de citas, es decir, cuando se realiza un diálogo de elementos mediales y se produce un meta-texto medial.
La conexión epistemológica entre hibridez y transmedialidad radica precisamente en esta deslimitación de las prácticas teatrales tradicionales que se derivan de la superación de discursos universales (géneros, tipos textuales, poéticas normativas) como resultado de un cambio radical de los conceptos de sujeto y realidad. Ambas estrategias tienen en común el encontrarse en un espacio ‘intermedio’, en puntos entrecruzados en un espacio ‘entremedio’, en un entrecruces de posibilidades. A una cultura híbrida le es inherente una medialidad híbrida. Lo que desde la perspectiva del ‘centro’ se consideraba como agresión contra la norma y por esto inferior, en la hibridez pasa a ser un principio de estructura: el deambular, la peregrinación. El movimiento nómada es lo que caracteriza este proceso. El empleo de diversos materiales, procedimientos no es un mero acto formal, sino uno semántico-cultural.

Transmedialidad y teatro

El teatro como forma medial de arte, comunicación y representación, de facto desde la antigüedad greco-latina, más especialmente de los años 60, ha estado determinado por el empleo de diversos medios de representación (primero por la danza, la música y el canto, luego por las artes plásticas y por composiciones de iluminación, por música electrónica estructurada por un ordenador). El teatro en su totalidad, especialmente el postcolonial y el latinoamericano como punto entrecruzado por diversas culturas o formas culturales, se caracteriza por un empleo híbrido de elementos mediales.
La transmedialidad inherente al teatro al inicio se da en un campo elemental: primero el paso del texto dramático (escritura) a la representación (palabra, imagen, sonido, movimiento); luego del texto dramático al director -(realización en tiempo y espacio, movimiento), al dramaturgo (reunión de materiales, reflexión sobre límites, posibilidades y excesos), al actor (cuerpo, voz) y finalmente al espectador (acto de recepción). Se suma, además, el traspaso de una unidad teatral de su contexto originario/base de su producción y representación a diversos medios de representación y reproducción (espacios teatrales y culturales). Este uso estético-funcional-híbrido que implica la transmedialidad es una parte constituyente en las obras de Alberto Kurapel (exiTlio in pectore extrañamiento; Mémoire 85/ Olvido 86; Off Off Off ou sur le toit de Pablo Neruda; Prométhée enchaîné selon Alberto Kurapel le Guanaco gaucho/Prometeo encadenado según Alberto Kurapel), de Gerald Thomas (Carmen com Filtro; Carmen com filtro 2; Mattogrosso; M.O.R.T.E; M.O.R.T.E. 2) o Robert Wilson (Cosmopolitan greetings; Parzival auf der anderen Seite des Sees, The Black Rider; The Casting of the Magic Bullets; Orlando), e igualmente en aquellas de Daniel Veronese y del grupo “Periférico de objetos” (Variaciones sobre B; El hombre de arena; Zooedipus), de Antunes Filho (Paraiso, Zona Norte; Nova Velha Estória) o en el teatro-danza de Johann Kresnik (Ulrike Meinhof).
Una ciencia del teatro que esté interesada en analizar los elementos mediales no debe limitar el término ‘medial’ a la forma en la que se viene definiendo tradicionalmente como objeto de investigación dentro de la ciencias de la comunicación o lo que, hoy por hoy, se le atribuye al concepto de dialoguicidad de Bajtín o al de intertextualidad en la ciencia literaria –como indicábamos más arriba–; el término se debe deslimitar en el sentido de diversas formas de comunicación. Transmedialidad no se trata como un fin en sí mismo, sino como hibridez, es decir, como un instrumento al servicio de la descripción e interpretación del hecho teatral.

Transmedialidad no funciona solamente como una instancia productora de significación, sino que actúa al mismo tiempo como una instancia metatextual/representacional de la proble-ma-tización del teatro y de la reflexión sobre el mismo, como artefacto, sobre sus posibilidades y límites. El empleo de diversos elementos mediales potencia (hace evidente) la autorreferencialidad teatral y acentúa la predominancia de formas de percepción sensorial, como por ejemplo lo visual y lo auditivo. La transmedialidad así crea (o agrega) otra denotación de teatralidad (vid. más abajo), ya que el teatro se define sobre la base de campos, materiales, objetos y procedimientos de gran diversidad, entre otros, imágenes, juegos y efectos de luces, proyecciones visuales, actores, cuerpo, biografías, autobiografías, pastiche, mezclas, etc. como en los ya mencionados Performances de Kurapel o en el teatro de objetos del grupo “Periférico de objetos”. Estos elementos no están subordinados a la lengua, ni al actor o a una acción, sino que son actantes autónomos y constituyen un concepto de teatro que se deriva por una parte de formas tradicionales, y por otra de Performances, Events o recitativos.

3. CUERPO

El cuerpo y sus partes constituyentes deben ser introducidos como rica materia de estudio para la interpretación, especialmente en el contexto teatral. El estudio del cuerpo en relación con sexualidad, poder, pasión, violencia, perversión, lenguaje, memoria, historia, etc. es de fundamental y central importancia en el campo de la construcción teórica postmoderna y postcolonial y en el campo del teatro.
En nuestro contexto entendemos la categoría ‘cuerpo’ como una constructio híbrida y medial de las orillas, donde los límites entre victimarios y víctimas, entre poder e impotencia se permeabilizan y se confunden de tal forma que tienden a desaparecer (como ocurre en el teatro de Pavlovsky –en Potestad, Cámara lenta–, en el del grupo “Periférico de objetos” –Máquina Hamlet, Zooedipus– o en el de Koltès –por ejemplo en Roberto Zucco). En el contexto ‘cuerpo’ se representan los temas de la represión, discriminación, opresión, confrontación, deseo y castigo, aquellos entre dispositivos de la sexualidad y del poder, entre un orden simbólico y uno imaginario.
Poder se define siguiendo a Foucault (21986: 113-114) como “multiplicidad de situaciones de poder que pueblan y organizan un campo determinado” o “el nombre que se le da en una sociedad a situaciones estratégicas complejas”. 
En el contexto del teatro, de central interés es el análisis e la interpretación del cuerpo, de la norma y del deseo, de sus contradicciones, interrelaciones y dependencias sobre la base de dos estrategias sociales: poder y sexualidad, que como estrategias son (Foucault) unidades dinámicas que recibimos y compartimos, perdemos o conservamos y que parten de una infinidad de lugares, deplazándose luego apoyadas en la multiplicidad de combinaciones.

Partiendo de esta base, entendemos el cuerpo per se por una parte como lenguaje (pero no en el sentido de “lenguaje del cuerpo” por medio del cual se desempeña el papel de un personaje, ni tampoco como transporte de significación dentro de un sistema lingüístico), y por otra como deseo, sin la finalidad determinada de reproducir un sistema lingüístico, sino con la intención de producir su propio lenguaje de donde se desprende el texto teatral: cuerpo como teatralidad. Así lo encontramos en trabajos de -Wilson (Parzival auf der anderen Seite des Sees), de Pavlovsky (Paso de Dos) o de Kurapel (Prometo encadenado según Alberto Kurapel). El cuerpo funciona aquí como cifra, huella, historia y memoria, ya que la experiencia se inscribe en él. Con ello, el cuerpo es el punto de partida y el lugar de producción de significación y de diseminación. El cuerpo es percibido en su propia materialidad y es empleado como acción, como lenguaje y no como transportador “de algo extraño”. Escribir/representar equivalen a cuerpo y viceversa, cuerpo es escritura/representación, acción.
El cuerpo como categoría teórico-cultural en un contexto postcolonial constituye la marca para la materialidad, para representaciones mediales de la historia del colonialismo (memoria, inscripción, registro), de la opresión, tortura, manipulación, agresión y confrontación (transformación) de diversas culturas. La primera forma de encuentro es la mirada. Hábitos, características externas como color de la piel, formas gestuales, olor y vestimenta funcionan como lugar de conflicto que debe ser negociado, a la vez es el lugar de la fascinación y del terror como se da en Combat de nègres et de chiens, La nuit juste avant les forêts de Koltès, en Cámara lenta, Ultimo Match de Pavlovsky o en Prometeo encadenado según Alberto Kurapel. El cuerpo comienza a actuar a más tardar donde la lengua como medio de comunicación fracasa. El cuerpo queda como último refugio de la identidad. El cuerpo es el lugar de concreción de la memoria, deseo, sexualidad y poder. Las huellas en el cuerpo son de naturaleza múltiple y hablan por sí mismas, conllevan la opresión, la colonización y la decolonización. 
El cuerpo no solamente está relacionado con la hibridez en el caso de diversas etnias, sino a razón de su naturaleza y de sus implicaciones, contiene y produce saber, dispositivos de poder, deseo y muerte, amor y odio, renuncia y entrega, aceptación y rechazo. El cuerpo, con su materialidad, su historia y su conocimiento, en sí representa un medio autónomo; él es su propio medio de comunicación y no “función en relación con una tercera instancia”. En el teatro antropológico de Barba, Brook o Schechner, pero también en el postmoderno de Wilson y Pavlovsky, el cuerpo es punto de partida para la espectacularidad (y no puesta en escena de/para/sobre), él es teatralidad, movimiento, melodía en sí. De esta forma, a través de Happenings y Performances, en el teatro ritual y/o antropológico, el cuerpo pasa a ser cada vez más, y en forma más absoluta, material y mensaje al mismo tiempo. El medio ‘cuerpo’ es su propio mensaje; medio y mensaje constituyen una unidad, no máscara de/para algo, sino simplemente cuerpo.
El cuerpo se puede investigar al menos en dos direcciones generales: como unidad de producción de sentido y como mediatización de signos lingüísticos, de ideologías, tesis, estrategias así como también como unidad de diseminación de sentido que se representa como su propio medio.

CAMPOS DE INVESTIGACIÓN

I.  Regiones

1.  Teatro latinoamericano de América del Sur
2.  Teatro latinoamericano de América Central y del Caribe
3.  Teatro latinoamericano de América del Norte (México/Hispano, Chicano ...)

II.  Epocas

1. Colonial
2. Siglo XIX
3. Siglo XX
4. Siglo XXI

III. Epocas – Campos – Focalizaciones

1. Formas del teatro de la ‘modernidad’
2. Formas del teatro ‘postmoderno’
3. Formas del  teatro ‘postcolonial’

IV. Campos particulares de atención

1. Teatro de mujeres
2. Teatro de Gay y lesbianas
3. Teatro: sexualidad, deseo, cuerpo, violencia y poder
4. Teatro y mitos
5. Teatro antropológico
6. Teatro y vida cotidiana
7. Teatro e historia
8. ‘Espacios’ teatrales y formas de producción
9. Teatro afro-latinoamericano
10. Teatro latino, hispano, chicano

V.  Teatro e hibridez (altaridad, diferancia, identidad, transculturalidad)

VI. Teatro y medios de comunicación de masa y transmedialidad

VII. Gestualidad – cuerpo – sexualidad – poder

VIII. Teatro latinoamericano: teoría y práctica en el contexto internacional

© Prof. Dr. Alfonso de Toro (Ibero-Amerikanisches Forschungsseminar, Universität Leipzig)


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